“… A modo de ejemplo, el test de la falsa creencia surgió con el fin de explicar cómo se desarrolla una teoría de la mente en los niños. Consiste, en su versión canónica, en mostrarle a dos grupos de niños de diferente edad –uno de aproximadamente tres a tres años y medio y el otro de alrededor de los cinco años- un espectáculo de títeres con dos personajes Sally y Anne. Se le muestra a Sally guardando una bolita en una canasta y luego yéndose a jugar. En ausencia de ella, el otro personaje, Anne, saca la bolita de la canasta y la coloca en una caja. Sally vuelve y busca la bolita. La pregunta crucial del experimente es “¿Dónde la buscará?”
El grupo de niños mayores contesta correctamente a la pregunta, mientras que el otro contesta incorrectamente. Sus integrantes afirman que Sally buscará la bolita donde realmente estaba y no donde la había dejado. La motivación original del test de la falsa creencia fue brindar argumentos a favor de la teoría de la teoría y no de la simulación mental. La interpretación del test a partir de la teoría de la teoría es que el niño recién a partir de los cuatro o cinco años de edad tiene éxito porque tiene un cuerpo de conocimientos suficiente como para poder responder correctamente y es capaz de desarrollar mecanismos de procesamiento de la información que le posibilitan usar tal conocimiento. Los niños menores, en cambio, no poseen un conocimiento acerca de la psicología o los mecanismos para utilizar tal conocimiento.
Desde la simulación mental, Robert Gordon (Gordon y Barker, 1994) piensa que los niños de cinco años y no los de 3 ó 4 alcanzan la habilidad para comprometerse en un juego fingido que involucra la simulación de alguien cuya posibilidad cognitiva es diferente a la del niño. En otros términos, según la evidencia, los que están a favor de la teoría de la teoría afirman que entre los dos años y medio y los cuatro en el niño se produce un cambio de una teoría psicológica mentalista a otra; pero desde la perspectiva de la simulación, los cambios se dan en la flexibilidad imaginativa más que en la teoría de la mente del niño. Quisiera agregar, que se siguen estudiando los efectos de estos experimentos empíricos y se proponen variaciones de los mismos con el fin de poder esclarecer efectivamente su significado.”
Patricia Brunsteins, «Espejar, simular y leer mentes».
Extraído del libro:
Pensamiento, Representaciones y conciencia: nuevas reflexiones, página 87-88.
Compiladoras: Alicia Gianella, María Cristina González, Nora Stigol. Primera Edición, Alianza Editorial S.A. 2008, Buenos Aires, Argentina.
Muy interesante. muchas gracias.